El Peñón

La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural.

Federico Fellini


El tiempo pasa como la piedra que llega de la mano al vidrio... volando. Pasó incluso nuestro cumpleaños y ni una torta de granito nos hicimos.

Hemos vuelto como el desborde de una montaña con piedras nuevas y más pesadas, asegurando que se nos vienen encima, no sólo las tan sonadas elecciones sino actualizaciones más regulares y menos telarañas de abandono para nuestro querido espacio piedrístico.

Gracias a todos por su (des)espera(ción) y esperamos que este cargamento de escritos sea de su agrado. o que por lo menos sea un chichón para su cabeza.

Las venideras elecciones están hasta en la sopa... y como no, en Tiralapiedra! así que lean y voten por su candidato favorito lanzando una piedra, pero no al monitor por favor, recuerden que es una metáfora.

ACLARATORIA:

En Tiralapiedra queremos negar rotundamente cualquier tipo de conexión real, espiritual, ética, virtual o moral con los grupos subversivos que toman la tiradera de piedras como su actividad principal, así como cualquier tipo de relación con la droga llamada Piedra, así como cualquier nexo con el extinto partido del Conde del Guácharo, así como cualquier unión con la antiquísima Piedra de Rosetta.

De igual manera no nos haremos responsables por corazones, egos y vidrios rotos en la existencia de esta publicación virtual.

Les aseguramos nuestros contenidos tienen un índice de 0.0001% de trascendentalidad para sus vidas. Por tanto serán de beneficio para su salud mental.

Gracias por su visita (sea voluntaria o accidental) de parte del equipo de piedreros: oMar-Mota y Vickys-Térica


Marimar por Moymoy Palaboy

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El cuento del Gallo Pelón

Dedicado a tod@s l@s que votaron por el "sí"... aquí les cuento el cuento del Gallo Pelón

Martes 13 de febrero de 1979. Pésima fecha para mi mamá, que era un baul lleno de supersticiones, refranes y dichos populares. Precisamente por pensar en pajaritos preñaos fue que nacimos Antonio y Carlos, quien les habla. La diferencia está en que Tony, aunque nació el dia 9 del mismo mes, se me adelantó unos tres años provocando un concubinato improvisado entre mi papá y mi mamá, que finalizó con mi nacimiento, un martes 13 de febrero de 1971. Ya lo he dicho tanto que no me hace efecto: soy un superviviente del aborto, un no-planificado.

Tony recibió toda la atención y apoyo de mi madre. Le enseñó a escribir en cursivas con la mano derecha, hizo jornadas dobles en su trabajo para comparle libros para que aprendiera a escribir y a leer, inversión que fue retribuída con una rapidez inesperada. De verdad que Tony fue un niño inteligentísimo, criado con todo el esmero posible para que en el menor tiempo posible la mantuviera; a fin de cuentas, el sueño silente de todo padre pobre. Yo no pude desarrollar el método autodidacta, más bien prefería salir del rancho a tirarle piedras a los vecinos, no pasaba nada, no tenía ni que pedirle permiso a mi mamá. Prefería no meterme con ninguno de los dos, Tony era demasiado sagrado como para meterle un lepe y los correazos eran demasiado fuertes como para repetir la furia de ella.

Siempre fui el callado, el que dentro de la casa se la pasaba en una esquina, el que jodía sólo cuando se escapaba. Cuando llegó la edad escolar de Carlos me empecé a preocupar por mí, si esperaba a que mi madre lo hicera quedo ignorante por siempre. Aprendí a escribir imitando los trazos que dejó Tony en el cuaderno aquel de caligrafía, me molestaba hacerlo con la mano derecha, fue de esta manera que empecé a ser zurdo. Los viejos de los ranchos cercanos me enseñaron a leer a punta de coscorrones. Ellos me ponían libros extrañísimos, con cosas que no ves ni asomándote por la ventana ni en la televisión. Pero gracias a ellos no soy como el resto, al contrario de lo que pensaba mi madre.



Aún me acuerdo de su reacción cuando me vio escribiendo. Era un poema que había memorizado, tenía que hacerlo así, porque no me prestaban los libros y así podía practicar lectura y escritura. Además me gustaba mucho y quería conservarlo de alguna manera. Yo nunca le había anunciado que ya sabía leer y escribir, así que cuando se apareció a mis espaldas y vio aquello que quise guardar en una hoja del cuaderno de Tony, se enmudeció por un tiempo que me exaltó mucho, nos paralizó a ambos, me arrancó la hoja y dijo que los zurdos son personas malas, malditas, que nunca tendrán un lugar en el cielo. Una vez dicho esto, sin pensarlo, me dio una eterna cachetada que mantengo como fiel recuerdo suyo.

Me puso restricciones a partir de ese suceso. No más salidas para los ranchos de los viejos, prohibido usar las cosas de Tony hasta que me toque heredarlas y otras que no recuerdo. Me odió mucho más cuando no salí becado en el colegio, al contrario de Tony. Tuvo que mostrarle personalmente al director las condiciones de nuestra casa y enseñarle en la cama en qué consiste su malpagado trabajo. Veinte minutos después, obtengo mi beca.

No me importaba nada. Absoluta y completamente nada. La indiferencia total me ganó. No me importa que me llamen hijo de puta, porque lo soy. No me importa cuanto se metan conmigo, o si tratan de demostarme aprecio dentro del colegio, no lo quiero.

Pero nunca llegué a esos extremos de los chamos que salían del sexto grado. No me interesaba meterme en drogas, o cojerme a una caraja. No le veía la menor ciencia a eso. Al terminar la etapa básica me perdía por la ciudad a ver. Veía jardineros y parques, obreros y edificios, mecánicos y carros, cada uno ocupado a lo suyo, a los suyos.

No pude ser como ellos, pero logré algo parecido. En un mirador dos viejos amigos metidos a malandros me enseñaron una nueva palabra: Sicario, profesión emergente que definiría mi futuro. Mi falta de escrúpulos me permitió entrar rápido en ese negocio, pero nunca tuve mayores pretensiones ni ideales que alcanzar a punta de balazos. Con lo que iba ganando, pagué un parasistema y me alcanzaba para darle a mi mamá. De pobreza financiera jamás sufrió, sobre todo cuando Tony entró a estudiar Administración becado por una Universidad de la élite. Pasado el primer semestre, entró en la nómina de una importadora trasnacional importantísima, ocupando un cargo que normalmente sería para un graduado. Su inteligencia le permitió subir sin parar.

De San Martín subió a Chacao, de Chacao al Country. Antes de la primera mudanza mi mamá aparentemente dejó de trabajar. Se dedicaba a engordar mientras veía la televisión que renovaba cada seis meses. Se notaba por la sustitución de aromas; antes era esencia de vainilla, ahora es fritura y grasa. Recibía cada visita y cheque de mi hermano con una alegría bizarra, exagerada, festiva; mis aportes cada vez mayores eran vistos como propina.

Mientras tanto, yo me volvía muy bueno en mi negocio. Creo que mi madre sabía en qué andaba yo, pero le daría igual si amanezco millonario por matón o muerto por malandro. Mejoré mis métodos, reemplazé a los jefes, comandaba la vaina. Las víctimas eran cada vez más caras: capos, ministros, curas, diputados, hijos de papi. Cuando me vi rodeado de todo esto no supe cómo hice para llegar tan alto, pero lo aproveché como pude.

Pero me dí cuenta de que ya no tenía ningún sentido seguir así. No sé si fue por aburrimiento o porque quería volver a los tiempos en que disfrutaba ver lo que sea, ver sin hacer nada, como desde niño, como siempre. La cuestión fue que decidí dejar esto, agarrar la plata e irme a otro lado, un lugar rodeado por un paisaje interminable que pueda admirar hasta que quede ciego.

No tuvieron problemas. Arreglé todo para hacer un último trabajo y después perderme. Nadie notará que estuve algún momento.

La última vez que estuvo Tony en el rancho fue para anunciar que se iría a Miami. Ya tiene todo listo. Casa, mujer, visa, trabajo. Fue precisamente por el trabajo que se fue. Lo ascendieron y debe dirigir una buena parte de suramérica desde allá. Promete que no dejará de pasarle el dinero mensual a nuestra mamá. En sus adentros, mi mamá promete no dejar de cobrar. Yo dije sin abrir la boca "...hasta nunca Antonio".

Nunca destinó esos reales para otra cosa que no fuera ella. El rancho, salvo unos cambios en los electrodomésticos, seguía siendo el mismo. Yo empezaba a desligarme de todo aquello más de lo normal, temía que surgiera de algún lugar desconocido por mí sentimientos de melancolía por todo lo que pretendía dejar atrás.

Un mes mas tarde, llegó la señal definitiva. Mi último trabajo. El cliente no es de por aquí, incluso el que me contactó es apenas un representante que acepté por la seriedad que transmite en sus palabras. Es normal que pase eso, sobre todo si eres alguien importante y no deseas exponerte de ningún modo. Me ofreció una cifra de siete ceros por acabar a una persona que le arruina la distribución de drogas en su mejor zona: los cerros. Después de varios martinis, me dio más detalles, como que es una red internacional que llega a tres países de Europa, el sur de los Estados Unidos, Centroamérica y buena parte del sur. Ya sentía que se acercaba el final de esta mancha en mi vida, con notable felicidad aparentaba oír todas las cosas que decía el representante que no me importaban, pero que serían el punto y seguido que necesito para empezar a ser yo mismo.

Por malacopa, todos esos tragos se me revolvieron mientras leía el papel con las instrucciones que colocaron en uno de mis bolsillos. Dije que no haría nada hasta que el dinero no estuviese en el banco. Me dijo que para pasado mañana lo podría comprobar, que hasta ese día tenía para hacerlo. De acuerdo.

Pensé en Antonio, noté que era la segunda vez en todos estos años que lo llamaba así. Me pasó la idea de ir a Miami, no tan cerca de donde él vive y vernos de vez en cuando, tanto como lo permita nuestra cercanía de muchachos. Pero unas ganas desesperadas, lacrimosas, rompieron mi pecho recordándome que quiero hacer una nueva vida, si es posible una familia, que quiero olvidarme de todo, rehacer mi memoria a partir del primer segundo después que termine éste último trabajo.

Lunes 12 de febrero de 2007, dieciocho minutos para que sean las doce. Me detuve a ver el movimiento del segundero en el reloj de pared que miras al abrir la puerta del rancho. Dieciocho minutos. Eso será todo lo que vaya a ocurrir: El sol habrá dado una vuelta, mi mamá habrá llegado a la casa de no sé donde, me habrán depositado el dinero. Más nada.

No me preocupó dejar la pistola tirada en la cama de ella, ni mi ropa, sólo quería bañarme. Después de hacerlo recogería eso y si lo llegase a ver, estoy seguro que no le importaría nada. Mientras me desvestía, vi sobre el tanque de la poceta una foto de mi madre, Antonio y yo cuando a él le regalaron un viaje a la Colonia Tovar gracias a un concurso del colegio. El premio venía acompañado por un dinero, que mi mamá empleó en comprar un pastelito para San-Tony y una botella de ron para ella. Para las diez de la noche, no nos decía nada sobre dormirnos temprano, pudo haber sido una especie de beneficio o simplemente que le importaba un coño si dormíamos o no. Ese fue uno de los días en que la ví feliz de verdad, con una sonrisa mal dibujada, pero sincera, echando chistes y rememorando que por mi culpa se fue mi papá. En un instante detuvo toda esa salivación sin sentido para verme. No sé si se reía de mí o si me regaló una risa, trataba de concluirlo mientras la miraba fijamente. Me preguntó si quería que me contara el cuento del Gallo Pelón. No entendí para nada a qué se refería, mi pensamiento se volvió mudo tras los golpes de mi corazón emocionado. ¡Al fin mi mamá me habla con cariño! Con inocente alegría casi grito que sí, que quería que me contara ese cuento. Imaginé que era un cuento que escuchó de su madre antes de dormir y que ella pensaba hacer lo mismo conmigo... Más bien me sorprendí al escucharla repetir la pregunta como si no me hubiera escuchado, a lo que vuelvo a responder con más fuerza ¡Sí!

Me ve con una cara extrañada, como si no entendiera qué quiere decir ella, sin embargo se para de su asiento para seguirme y preguntarme si quiero oír el cuento del Gallo Pelón. Insisto, le digo que sí, le pido que por favor me cuente ese cuento, pero no cesa de hacer lo mismo, me pregunta otra vez, otra vez, sin parar, sin bajar la voz. Creo que fue esa la primera vez en mi vida que he llorado, justo como ahora.

Como el resto de mi ropa está en la maleta, una vez salí del baño me tuve que vestir con la ropa que traía. Me da igual. Nadie notará la diferencia. Faltan dos minutos para las doce y suenan las llaves chocando contra el seguro. Termino de acorbatarme a la vez que noto que las lágrimas aun no se han secado. Tomé el paño y lo pasé por mi cara. Mi mamá al fin pudo abrir la puerta. No hizo falta asomarme, todo se oyó con claridad: cómo lanzó los tacones a una esquina, cómo tiró unas bolsas al suelo, cómo dejó las llaves en la mesa y cómo se iba acercando a su cuarto.

Una vez adentro, su cara de malévola felicidad se tensa mientras ve cómo termino de arreglarme. Me quito la caspa de los hombros y volteo a verla.

Ya son las doce.

Fue Antonio quien me contrató para acabar con el capo que le arruina el negocio en los barrios. Mejor dicho, la que le arruina el negocio; mi mamá. En otras circunstancias hubiera matado a Antonio, el perfecto, el pródigo, el querido. Pero debo acabar con esto, debo concluir esta maldita historia que se repite siempre y que no dejará de hacerlo si no hago nada por ello. No, no quiero que vuelva a pasar, no quiero que me cuentes el bendito cuento del Gallo Pelón, ¡NO QUIERO SER CAÍN! ¡Tengo que terminar la que inició esto....!

- ¡Carlitos, Feliz cum....!

... Si hubiera sido más rápido no hubiera escuchado aquello. Se acordó de mi cumpleaños. La bala evitó que terminara la frase. ¡Mierda! ¡Se acordó de mi cumpleaños!

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7 comentarios:

diurnalreign dijo...

Mierda que triste el final pero muy realista, siempre pasa eso... siempre... y que bolas, la mamá le jodía el negocio, wao tremendo empresario que era el Tony mamaegg ese

vickys-térica dijo...

jajajaja! ya lo habia leido pero la segunda vez lo disfrute más, muy bueno Omarcito ^^

Hector Mendez dijo...

excelente relato!.. muy realista. Me gustó mucho la forma como lo escribiste porque mantienes la expectativa.. muy bueno! saludos!

oMar-Mota dijo...

Gracias x tu comentario Hecpetorpo... y por tu visita al blog. Ya sabes, cuando estés requetefastidiado, puedes pasar con confianza! jajajajaja

Leonardo dijo...

definitivamente he perdido mi tiempo al no visitar el blog mas seguido. felicidades omar! me encanto.

Leonardo dijo...

definitivamente he perdido mi tiempo al no visitar el blog mas seguido. felicidades omar! me encanto.

Anónimo dijo...

Por algun momento pensé que era verdad... Jum! Me engañaste!! jeje