El Peñón

La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural.

Federico Fellini


El tiempo pasa como la piedra que llega de la mano al vidrio... volando. Pasó incluso nuestro cumpleaños y ni una torta de granito nos hicimos.

Hemos vuelto como el desborde de una montaña con piedras nuevas y más pesadas, asegurando que se nos vienen encima, no sólo las tan sonadas elecciones sino actualizaciones más regulares y menos telarañas de abandono para nuestro querido espacio piedrístico.

Gracias a todos por su (des)espera(ción) y esperamos que este cargamento de escritos sea de su agrado. o que por lo menos sea un chichón para su cabeza.

Las venideras elecciones están hasta en la sopa... y como no, en Tiralapiedra! así que lean y voten por su candidato favorito lanzando una piedra, pero no al monitor por favor, recuerden que es una metáfora.

ACLARATORIA:

En Tiralapiedra queremos negar rotundamente cualquier tipo de conexión real, espiritual, ética, virtual o moral con los grupos subversivos que toman la tiradera de piedras como su actividad principal, así como cualquier tipo de relación con la droga llamada Piedra, así como cualquier nexo con el extinto partido del Conde del Guácharo, así como cualquier unión con la antiquísima Piedra de Rosetta.

De igual manera no nos haremos responsables por corazones, egos y vidrios rotos en la existencia de esta publicación virtual.

Les aseguramos nuestros contenidos tienen un índice de 0.0001% de trascendentalidad para sus vidas. Por tanto serán de beneficio para su salud mental.

Gracias por su visita (sea voluntaria o accidental) de parte del equipo de piedreros: oMar-Mota y Vickys-Térica


Marimar por Moymoy Palaboy

Haz click en Renny para ocultar

Llegó la primavera

3 han revirado

Bueno, tanto el señor Omarmota como esta servidora nos sentimos apenados de la rotunda desaparición y abandono, hemos estado concretando proyectos individuales y a veces se nos complica la libre escritura; sin embargo, hemos regresado, con las pilas puestas y trayéndoles la misma cantidad de sandeces que otrora, así que no se preocupen que hay piedras para rato!!!!

Es un día caluroso, uno de esos días donde solo quieres estar echado en una playa, o en su defecto, acostado en tu cama frente a un ventilador en ropa interior. Es uno de esos días donde solo observar la calle te da calor, donde respirar da flojera y donde cualquier brisa parece un regalo de Dios. En fin, era un día engorroso para salir a la ciudad y a la vida en general. "Llegó la primavera" me dije arrastrando mis pensamientos y sin más continué mi camino hacia la estación de metro, porque tengo clases y porque no me queda otra opción, porque mi dependencia al metro es proporcional a mi odio por el y porque si agarro otro tipo de transporte no llegaría nunca.

Entre cavilaciones y posiciones de yoga para entrar al tren, consigo una esquinita donde aplastarme "cómodamente" hasta que me toque bajar, viendo hacia el pasillo de ese pequeño transporte y observando la cara de incomodidad, calor, hastío y resignación de todos los presentes, o mejor dicho, de casi todos, ya que diagonal a mi y utilizando lo que en criollo llamamos "rabillo del ojo" noto como una pareja parece no molestarle la excesiva cercanía entre los presentes y mas específicamente, entre ellos. Se miraban continuamente, se sonreían, se abrazaban, y con todo aquello irradiaban más luz y calor que el sol de mediodía que inundaba las calles de la ciudad. Pensé que eran unos locos, nadie podía estar tan feliz en semejante situación, pero no pude seguir analizando porque tocaba bajarme,así que comencé a deslizarme entre la gente para acercarme a la puerta, no sin antes pasar junto a ellos y lanzarles una mirada de extrañeza, que por supuesto, no notaron.

Una vez recuperada mi libertad de movimiento (es decir, de salir del tren) caminé con la rapidez propia de todo aquel usuario metro, rumbo a la salida, cuando observo que en mi camino no eran unos pocos, sino unos muchos los que se abrazaban melosamente en cada esquina, rincón, pasillo y escalera de la estación; mi extrañeza iba en aumento al notar que a mi alrededor se había formado una especie de danza, era un baile de parejas, todos cogidos de manos se deslizaban de un lado a otro, me pasaban por el frente, por los lados, por detras, al ritmo de las sonrisas y las miradas, al son del calor que emanaban, en su baile donde solo se encontraban ellos, y yo, como actriz que se equivocó de escenario me transformé accidentalmente en espectadora de aquello, estupefacta, impresionada, rompiendo con su armonía, con su danza.

-ay! -exclamó una chica-
-Disculpa! -me apresuré a decir-
-Discúlpame, no te vimos -me contestó-
-Si, no te preocupes -continué-

En fin, me dije saliendo a la luz de mi bella Caracas, llegó la primavera.

...La piedra completa aquí...